Sekiro: Shadows Die Twice – Reseña

Sekiro

Después de morir incontables veces en los campos de la fantasía oscura medieval y un mundo de pesadillas bajo un cielo gótico, Hidetaka Miyazaki vuelve a estar en la silla de capitán dirigiendo a FromSoftware para ofrecernos Sekiro: Shadows Die Twice.

Ambientado en uno de los periodos más beligerantes de la historia japonesa, Sekiro combina elementos de la época, como samuráis y señores feudales, junto al característico elemento esotérico al que Miyazaki nos ha tenido acostumbrados.

Una de las grandes promesas de este título era que no se parecía en lo absoluto a un Soulsborne. ¿Podrá FromSoftware ofrecer una nueva experiencia y ponernos a morir de maneras creativas? Esta es nuestra opinión de Sekiro: Shadows Die Twice

[Historia] Tu señor lo es todo

De una manera sorprendente, Sekiro: Shadows Die Twice no te envía al mundo a que investigues lo que sucede por tu cuenta. El juego cuenta con una narrativa profunda nunca antes vista en los recientes títulos de FromSoftware.

Los jugadores tomarán el rol del Lobo Manco, un shinobi al servicio de Kuro, un descendiente celestial cuya sangre puede otorgar el poder de la inmortalidad. Por medio de este poder, la familia Ashina busca asegurar su dominio en la tierra que tienen en posesión luego de una rebelión que estalló al final de la era Sengoku.

Con el patriarca de la familia, Isshin Ashina, enfermo, su nieto Genichiro secuestra a Kuro y mutila el brazo del Lobo en un enfrentamiento. Gracias a una herramienta llamada “protesis de shinobi”, otorgada por un misterioso escultor de ídolos, el Lobo Manco emprende una misión para rescatar a su señor.

Algo interesante que tiene el Lobo es su personalidad estoica y su extrema lealtad a Kuro, cuya enseñanza y código de lealtad recibió del Búho, un maestro shinobi que lo adoptó cuando era niño después de la última batalla por el control de Ashina.

Otros personajes que apoyan la travesía del Lobo son Emma, una doctora que busca curar una enfermedad que roba la fuerza vital de las personas cuando se abusa de la inmortalidad; Hanbei el inmortal, un soldado que está condenado a la vida eterna negando su deseo de descansar en paz; y Anayama el mercader, un ex bandido que se volvió a la vida honrada ofreciendo información y objetos por un precio.

En la tradición de FromSoftware, Sekiro posee múltiples finales dependiendo de las decisiones y acciones que tome el jugador a lo largo de la aventura.

[Jugabilidad] Las sombras mueren y mueren… y vuelven a morir

Una de las primeras cosas que los veteranos de los Soulsborne tienen que hacer es olvidar todo lo que han aprendido de los juegos anteriores. Aunque comparten director y un motor de juego diseñado para castigar los errores del usuario, Sekiro es totalmente diferente en jugabilidad en comparación a ediciones anteriores de FromSoftware.

Al ser un shinobi, la movilidad del Lobo es mucho más ágil y le permite un movimiento más reactivo y vertical apoyándose en una herramienta de arpeo que le permite alcanzar alturas y superar precipicios. La economía y la experiencia que se compartían por medio de almas se han separado y ahora se pueden obtener monedas sen y experiencia por aparte para invertir en lo que sea necesario.

Los ídolos del escultor sirven como puntos de control y en estos se puede descansar (reviviendo a todos los enemigos asesinados a excepción de mini jefes), viajar hacia otros ídolos, adquirir habilidades y aumentar las propiedades de resistencia y combate. Los objetos pueden recogerse de los cuerpos, en cofres escondidos por todo Ashina y comprándolos con vendedores de ofrendas.

La progresión del Lobo se mide por los puntos de habilidad que haya adquirido con experiencia después de matar enemigos y jefes en general. Cada 1000 puntos, el jugador recibirá un punto de habilidad, el cual podrá invertir en las distintas habilidades que cubren técnicas de combate, movimientos especiales con las herramientas de shinobi y habilidades pasivas que mejorarán el rendimiento del personaje.

Estas herramientas permiten una amplia aproximación a las formas de combatir. Están esparcidas en los confines de Ashina y algunas son esenciales para poder continuar con la travesía. Por otra parte, estos objetos especiales pueden mejorarse y resuelven algunos inconvenientes como el control de multitudes y la ruptura de armadura.

Aunque no es en sí un mundo abierto, los niveles de Sekiro se dividen en varias rutas alternativas para todo tipo de jugadores. Los amantes del silencio podrán balancearse por troncos y cornisas para no despertar sospechas y ejecutar asesinatos impecables. En cambio, los guerreros que confíen en su habilidad pueden tomar una ruta más directa y despachar a cuanto enemigo se ponga de frente.

Uno de los cambios más significativos en Sekiro es en el combate. El juego divide el modo de batirse en duelo en dos factores: postura y vitalidad. La postura representa la defensa y la capacidad del enemigo y del jugador de seguir batallando de forma continua. Para romper la postura se requiere desviar un ataque y, al llenar la barra de resistencia al rojo, se podrá ejecutar un movimiento mortal que matará a un enemigo común. La vitalidad también puede reducirse, pero de manera menos efectiva.

Sekiro: Shadows Die Twice es mucho más flexible con un amplio repertorio de técnicas y formas de entrenar en combate con Hanbei el inmortal, pero de ninguna manera hace al juego más fácil que los Soulsborne. En adición a un nuevo estilo de pelea que requerirá paciencia y reacción para dominar, Miyazaki fue muy amable en adicionar mini jefes al juego. Estos personajes tienen más salud que un enemigo normal y pueden acabar con el Lobo de un solo golpe. Todos estos enemigos requieren más de un movimiento letal para ser derrotados, pero también son susceptibles a un ataque furtivo.

La muerte toma un mayor papel en Sekiro. Al ser derrotado, el jugador tiene la opción para resucitar inmediatamente con la mitad de su salud. Una segunda derrota envía al difunto al último ídolo conectado con la mitad de sus monedas y experiencia. Al morir repetidamente se aumenta la posibilidad de contraer Dracogripe, la cual enfermará a los personajes no jugables e impedirá su progreso para obtener objetos importantes. Para curarlos, el jugador deberá recurrir a un objeto muy limitado en existencia, por lo que tendrá que decidir cuándo es conveniente usarlo.

[Gráficos y Sonido] Un Japón místico e histórico

Sin importar lo inclemente que pueda ser Sekiro, la majestuosidad de sus escenarios siempre está presente y permite tomar un pequeño respiro para apreciar lo que hay alrededor. Los imponentes castillos y fortalezas hacen gran alusión a una de las épocas más sangrientas del país nipón. Pero entre el humo y el blandir del hierro, se esconde un diseño natural entre los árboles y las montañas que es digno de admirar.

Mientras que los personajes han sido llenados de expresiones en sus rostros que demuestran humanidad en sus facciones, los enemigos han sido diseñados para demostrar terror y respeto más allá de sus habilidades. Por supuesto, la mejor experiencia de juego se vive con el idioma hablado original en japonés. Nuestra única queja sería en cómo se ha manejado la traducción del juego. A veces los nombres no producen emoción, sino una pequeña risa burlona dado el contexto.

La música, compuesta por Noriyuki Asakura, combina los sonidos contemporáneos del estilo Jidageki con una imponente orquesta sinfónica. No es de extrañar la familiaridad de los sonidos, ya que Asakura también compuso las bandas sonoras de Tenchu, una franquicia adquirida por FromSoftware.

[Modos de Juego] Este Lobo es uno solitario

Sekiro: Shadows Die Twice es un juego enteramente para un solo jugador. Miyazaki ha optado por no incluir el complejo modelo multijugador que se había implementado en los juegos anteriores para dar una experiencia sin distracciones ni presiones.

En ánimos para darle mayor longitud al título, el modo “Nuevo Juego+” se ha vuelto a agregar para revivir la aventura con todas las habilidades adquiridas y progreso intacto. Claro que la dificultad se incrementa para todos los enemigos y las recompensas en experiencia y monedas también aumentan. Este modo se puede repetir cuantas veces el jugador quiera y de manera exponencial irá aumentando el desafío.

Conclusiones

Sekiro: Shadows Die Twice es una experiencia que podría dar inicio a una nueva manera de jugar con su propio nombre pegajoso y distintivo. Hidetaka Miyazaki una vez más demuestra que los juegos de alta dificultad no son una molestia, sino una forma de generar tolerancia a la frustración y formar carácter en un jugador. El juego castiga la muerte y el jugador debe aprender de la muerte. Solo así se alcanzará un tiempo de juego desafiante, pero absolutamente gratificante.

Sekiro: Shadows Die Twice ya está disponible para PlayStation 4, Xbox One y PC. Adquiérelo en Panamericana y Sony Store.